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18 jul 2011

DICCIONARIO DEL ARMA DE CABALLERÍA I





El Diccionario que hemos redactado y que quisiéramos fuese bastante digno de la ilustrada clase a que se dedica, de lo que desconfiamos a pesar de nuestros esfuerzos y de nuestros desvelos, es sin duda el único en su género que contiene con más extensión todas las voces técnicas que más se usan en el picadero; como también una extensa explicación acerca del sistema que haya de seguirse para la doma, enseñanza y manejo de los caballos, según reglas del arte de la equitación.
A

ABANDONAR AL CABALLO. Dícese así cuando el jinete descuida la mano de las riendas, aflojándolas de modo que cese el apoyo del bocado sobre los asientos o barras de la boca del caballo, descuidando igualmente la correspondencia y reciprocidad uniforme que debe conservarse entre la boca del animal y la mano del jinete.
ABANDONAR LAS RIENDAS. Es cuando, por efecto de descuido o poca inteligencia del jinete, el caballo anda o corre más de lo regular, o no anda con el brío necesario por falta de estímulo.

ABANDONARSE EL CABALLO. Es cuando por efecto de mala intención o excesiva fogosidad, deja de obedecer a la mano que guía.

ABIERTO. Se dice del caballo que manifiesta la edad en la boca con toda exactitud, por no haber cumplido siete años. Para conocer que está abierto, se tendrá presente como reglas  las más seguras e infalibles, que los potros nacen regularmente con cuatro palas, y si nacen sin ellas, las echan por lo común a los doce o quince días; que al mes y medio o dos meses arrojan los medianos, y a los cuatro meses siguientes los extremos; de suerte que a los seis meses tiene el potro completo los doce dientes de leche; y son reemplazados por las que debe conservar el caballo;

 que de tres años y medio a cuatro caen los medianos, y de cuatro y medio a cinco los los extremos, en cuya época salen también los colmillos, y que entonces `pierde el animal el nombre de potro, y toma el el de caballo. Conócese que el caballo tiene cinco años en que el diente extremo no ha salido más que su borde externo; que el interno está cubierto aun por la encía, y no iguala con los demás, y que los colmillos no han salido del todo, y tienen las puntas muy agudas; que a los seis años igualan las palas de la mandíbula posterior, los colmillos han salido del todo, sus puntas están frescas, la doble acanaladura interna muy profunda, y los bordes cortantes; y que a los siete años igualan los medianos, que todos los dientes van tomando un color amarillento, que el ángulo externo del diente extremo de la mandíbula anterior forma una eminencia puntiaguda, que se llama gavilán, y que la punta del colmillo empieza a ponerse roma y a desgastarse lo cortante de sus bordes.